Anteriormente a las excavaciones llevadas a cabo en
Pompeya y otros yacimientos como Herculano por Carlos III, ya los austriacos
habían empezado a excavar y estudiar la zona, ente 1711 y 1716 bajo el auspicio
del príncipe de Elbeuf.
Pero ya con la conquista del reino de Nápoles por
Felipe V, el interés del futuro Carlos III por los posibles restos romano
empieza a llamarle la atención, compra la finca de porcini como lugar de recreo
al príncipe de Elbeuf, y aquí es donde entra Alcubierre, un ingeniero militar
que pide permiso para hacer nuevos sondeos en el terreno, ya que piensa que
puede haber grandes tesoros arqueológicos, a lo cual el borbón accede.
El trabajo comienza en 1738, con solamente dos
obreros, pero como hoy sabemos lo importante del yacimiento, se da un primer
hallazgo importantísimo, una inscripción que Venuti descifro e indico que pertenecía
a Herculano.
Las condiciones de trabajo en las excavaciones eran
duras, ya que en las galerías tenían como enemigo los gases insalubres, esto
paso factura a Alcubierre, que durante 4 años, desde 1741 hasta 1745 tuvo que realizar un descanso
por razones de salud, y durante este periodo fue sustituido en la dirección de
las excavaciones por los también ingenieros Francisco Rorro y Pedro
Bardet.
Las excavaciones fueron dirigidas por ingenieros
militares que elaboraron documentos de la marcha de las excavaciones y de todo lo
que se encontraba en las mismas, es uno de los primeros ejemplos de recogida de
datos de campo.
Estos ingenieros no
tenían una formación histórica, pero su labor que era estudiar, sacar a la luz
los elementos arqueológicos e informar de las características de los edificios
que encontraban, la realizaron perfectamente.
Mientras seguían estas excavaciones se comenzó a
excavar otros yacimientos por el reino, algo que la reciente instaurada monarquía
borbónica estaba financiando, y así con hallazgos esporádicos de elementos arqueológicos
y restos visibles en la superficie conducen a la localización en 1748 de un
nuevo yacimiento, en un principio se pensaba que era Estaba, pero finalmente en
1763 se identifica como Pompeya.
Carlos III mientras estuvo gobernado en Nápoles,
financio las excavaciones y se preocupó directamente de cómo se llevaban a cabo
y de los nuevos descubrimientos, promoviendo su estudio y conservación,
publicándola y creando un museo para alojarlos.
En 1750 el palacio hasta entonces conocido como
Caramanico será el museo que acogerá las piezas arqueológicas, llamado Museo
ercolanense de portici, y dirigido por Camilo Paderni.
Era tal la importancia
de los yacimientos para el monarca, que se prohibió la salida de cualquier
objeto fuera de Nápoles, todo tenía que ser catalogado y depositado en el
museo, solo una caja de semillas salio y fue a parar a España., no olvidar que
el monarca visitaba las excavaciones asiduamente para observar los avances.
Una vez nombrado rey de España, y aun estando fuera de
Nápoles, su interés se mantuvo y estaba al tanto de todo lo que sucedía en las
excavaciones.
A partir de 1780 con la muerte de Alcubierre, es
sustituido por De la Vega al cargo de los yacimientos, con él se aumentó el número
de obreros y empezó el método arqueológico, algo más moderno que conllevo la
consolidación de los edificios descubiertos.
El monarca no solo se
preocupó de estos yacimientos, sino de también de otros como el de Palenque en
América, como buen rey ilustrado, le preocupaba el estudio y preservar el
pasado.
Bibliografia:
1 comentario:
VIVA MOSTO
Publicar un comentario