domingo, 6 de diciembre de 2015

Carlos III, el rey arqueologo



Anteriormente a las excavaciones llevadas a cabo en Pompeya y otros yacimientos como Herculano por Carlos III, ya los austriacos habían empezado a excavar y estudiar la zona, ente 1711 y 1716 bajo el auspicio del príncipe de Elbeuf.
Pero ya con la conquista del reino de Nápoles por Felipe V, el interés del futuro Carlos III por los posibles restos romano empieza a llamarle la atención, compra la finca de porcini como lugar de recreo al príncipe de Elbeuf, y aquí es donde entra Alcubierre, un ingeniero militar que pide permiso para hacer nuevos sondeos en el terreno, ya que piensa que puede haber grandes tesoros arqueológicos, a lo cual el borbón accede.
El trabajo comienza en 1738, con solamente dos obreros, pero como hoy sabemos lo importante del yacimiento, se da un primer hallazgo importantísimo, una inscripción que Venuti descifro e indico que pertenecía a Herculano.
Las condiciones de trabajo en las excavaciones eran duras, ya que en las galerías tenían como enemigo los gases insalubres, esto paso factura a Alcubierre, que durante 4 años, desde  1741 hasta 1745 tuvo que realizar un descanso por razones de salud, y durante este periodo fue sustituido en la dirección de las excavaciones por los también ingenieros Francisco Rorro y Pedro Bardet.
Las excavaciones fueron dirigidas por ingenieros militares que elaboraron documentos de la marcha de las excavaciones y de todo lo que se encontraba en las mismas, es uno de los primeros ejemplos de recogida de datos de campo.
Estos ingenieros no tenían una formación histórica, pero su labor que era estudiar, sacar a la luz los elementos arqueológicos e informar de las características de los edificios que encontraban, la realizaron perfectamente.



Mientras seguían estas excavaciones se comenzó a excavar otros yacimientos por el reino, algo que la reciente instaurada monarquía borbónica estaba financiando, y así con hallazgos esporádicos de elementos arqueológicos y restos visibles en la superficie conducen a la localización en 1748 de un nuevo yacimiento, en un principio se pensaba que era Estaba, pero finalmente en 1763 se identifica como Pompeya.
Carlos III mientras estuvo gobernado en Nápoles, financio las excavaciones y se preocupó directamente de cómo se llevaban a cabo y de los nuevos descubrimientos, promoviendo su estudio y conservación, publicándola y creando un museo para alojarlos.
En 1750 el palacio hasta entonces conocido como Caramanico será el museo que acogerá las piezas arqueológicas, llamado Museo ercolanense de portici, y dirigido por Camilo Paderni.
Era tal la importancia de los yacimientos para el monarca, que se prohibió la salida de cualquier objeto fuera de Nápoles, todo tenía que ser catalogado y depositado en el museo, solo una caja de semillas salio y fue a parar a España., no olvidar que el monarca visitaba las excavaciones asiduamente para observar los avances.

Una vez nombrado rey de España, y aun estando fuera de Nápoles, su interés se mantuvo y estaba al tanto de todo lo que sucedía en las excavaciones.

A partir de 1780 con la muerte de Alcubierre, es sustituido por De la Vega al cargo de los yacimientos, con él se aumentó el número de obreros y empezó el método arqueológico, algo más moderno que conllevo la consolidación de los edificios descubiertos.
El monarca no solo se preocupó de estos yacimientos, sino de también de otros como el de Palenque en América, como buen rey ilustrado, le preocupaba el estudio y preservar el pasado.


Bibliografia:




1 comentario:

Anónimo dijo...

VIVA MOSTO