miércoles, 14 de noviembre de 2012

El monarca no deseado; Carlos I

Desde la muerte de Felipe el Hermoso, Fernando el Católico vuelve a la regencia como gobernador por segunda vez en el reino de Castilla, a causa de la incapacidad de su hija Juana para gobernar. A la muerte de Fernando, el futuro Carlos I tiene 16 años, y hasta los 20 años según el testamento de sus abuelos, los Reyes Católicos, no puede ascender al trono de Castilla ni al de la Corona de Aragón, por ello en el caso de Castilla el cardenal Cisneros es nombrado gobernador. En la Corona de Aragón, Fernando no quería designar a Carlos como heredero, sino a su hermano Fernando, también, criado en Castilla, y conocedor, tanto de las costumbres de la monarquía hispánica, como de los problemas y necesidades que acaecía. Por lo tanto, para el rey Católico, Carlos era el adecuado para el trono, por lo que se le designa como heredero, si bien esta decisión podía crear una guerra sangrienta entre hermanos. Recordemos que los Reyes Católicos nunca quisieron alinear más territorios a la monarquía, sino que querían centrarse en los nuevos territorios, conocidos más tarde como América, y en las posesiones en Italia. Por ello, la muerte de su hijo Juan, y después de Isabel truncó este plan, recayendo el trono en Juana y en su esposo Felipe el Hermoso. Fernando se casó en segundas nupcias con Germana de Foix, pero al morir el hijo que esperaban al nacer, se truncó su voluntad de una monarquía propia. Fernando designó en la Corona de Aragón a su hijo bastardo Alonso de Aragón, arzobispo de Zaragoza, hasta que el heredero tuviera 20 años. Sin embargo, para sorpresa de todos, un enérgico Carlos se autoproclama rey en 1516, en contra del testamento de sus abuelos. Esta decisión creará grandes inestabilidades en la península. En Castilla, desde la muerte de Fernando el Católico, la nobleza había aprovechado esta coyuntura en el poder regio para recuperar poder a costa del real, como ocurrió en la época de Juan II de Castilla, rompiendo con el orden impuesto por Fernando e Isabel. Con esta inestabilidad, la llegada del joven rey no fue muy bien acogida, pues, pongámonos en la piel de los castellanos en 1517, cuando aparece un joven rey, que no sabe hablar ninguna lengua de la monarquía hispánica, rodeado de una corte de flamencos, los cuales sustituirán a los naturales en los cargos del reino, una visión digna de ver. Con todo esto, las cortes castellanas aceptan el juramento de Carlos para convertirse en rey, reconociéndole a él como único monarca, ya que su madre no puede gobernar. A cambio, las cortes pusieron condiciones a su nuevo rey que marcarían el resto de su reinado. Carlos I de Castilla debía de aprender castellano, asegurar la sucesión, no abandonar el reino sin dejar un gobernador designado con plenos poderes, los cargos y honores del reino serán para los naturales del mismo y por último mantener la guerra con Francia. Por supuesto, el rey incumplió todo los acuerdos, naturalizo a los flamencos para que pudieran acceder a los honores y cargos del reino y designó como gobernador al cardenal Adriano de Utrecht, en vez de a su hermano, que era el idóneo para el cargo, ya que se había criado en Castilla y conocía lo que necesitaba el reino, a quien envía lejos, a Austria, para que no hubiera problemas, ya que en Castilla tenía muchos seguidores. En cambio, en la Corona de Aragón, Carlos tuvo problemas de carácter, administrativos a causa de su autoproclamación. Aquí aceptan al monarca, pero, a diferencia de Castilla, debe compartir el poder junto a su madre Juana, mientras ésta viviera. Además, las cortes reivindican a Carlos pagar los agravios y contrafueros por su osadía. Carlos se encuentra un sistema pactista, muy diferente al castellano pues, por ejemplo, sin el acuerdo entre el rey y las cortes, éste no podía recibir fondos para subsanar los gastos reales, o lo que fuera necesario. Esto, sumado a que la Corona de Aragón tiene más de una corte a causa de estar formada por varios reinos, hace que Carlos deba pactar y jurar los fueros en cada una de ellas. Quiero destacar que el juramento a cortes del reino de Valencia fue el más tardío, a causa de que, al morir el emperador Maximiliano I, Carlos tenía que ir a Alemania para defender su candidatura al imperio, y poder ser proclamado emperador. Por ello envió a su hombre de confianza, Adrián de Utrecht, a jurar las leyes valencianas por él, a lo cual las cortes se negaron y se pospuso el juramento hasta que el monarca pudiera desplazarse al reino, en 1528. Es muy importante entender las diferencias entre la Corona de Aragón y la de Castilla, en la primera el monarca firmaba cumplir la leyes y respetarla, pero en Castilla no era así, sólo juraba proteger el patrimonio real y preservarlo, esto es clave para entender porqué Castilla es el pulmón de la monarquía hispánica, la que lleva a sus espaldas los gastos de las interminables guerras europeas de la casa real de los Austrias, que sangrarían y empobrecerían a Castilla hasta dejarla seca. Todos estos cambios, demasiado importantes, y fuera de lo planeado por los Reyes Católicos, desencadenaron en los dos grandes problemas a los que tuvo que enfrentarse en la Península Ibérica, la revuelta de los comuneros en Castilla, y la revuelta de las germanías en la Corona de Aragón, pero éso es ya otra historia.

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